En un contexto interconectado como el que vivimos, la colaboración, interacciones e intercambios se hacen presentes de manera cotidiana en diversos ámbitos de la vida.
Las instituciones educativas y específicamente los procesos de aprendizaje no son ajenos a dicho contexto y enfrentan el reto constante de colocar a los estudiantes en situaciones que les ayuden a desarrollar competencias para conectarse de manera más efectiva con otros, para resolver problemas cada vez más complejos de la sociedad.
En las situaciones de aprendizaje del contexto universitario es posible promover procesos de aprendizaje en red. Para ello ayuda tener en la mira tres elementos básicos que forman parte de una red:
Nodo: es un punto de posible conexión para un propósito, necesidad, gusto o interés particular. Puede representar a una persona, institución, sitio web, recurso multimedia, base de datos, fuente de información, dispositivo, medio, etc.
Conexión: es el vínculo que se crea entre dos o más nodos.
Flujo / interacción: corresponde a la información que transita a través de las conexiones entre nodos.
A partir de estos elementos básicos, es posible hacer algunas distinciones de lo que significa “estar en la red”, “estar en red” y “aprender en red”.
Estar en la red (internet) se refiere a habitar un espacio digital con numerosas posibilidades de conexión y colaboración, a nivel tanto personal como global. Estar en la red implica un conjunto de acciones, actitudes y habilidades que permiten a los sujetos navegar ese espacio, vivirlo, hacerlo propio.
Estar en red se refiere a la acción de crear conexiones, interactuar con otros nodos, ya sea a través de herramientas digitales o por otros medios (el diálogo directo, por ejemplo, conviene recordar que las redes han existido a lo largo de la historia). Estar en red supone tener claro un esquema de colaboración en el que se defina para qué, dónde, con quién, cómo y con qué vale la pena conectarse, a partir de un propósito o interés particular.
Aprender en red resulta de la integración entre ambos acercamientos, con un sujeto que habita la red internet y crea redes nuevas (conexiones y flujos entre diversos nodos) con el fin de aprender a lo largo de la vida.
¿Qué implica aprender en red para las y los estudiantes?
Un aprendiz bajo esta perspectiva realizaría acciones como:
- Observar y emular prácticas exitosas.
- Involucrarse en conversaciones y reflexionar sobre la propia práctica.
- Ser autónomo y autogestivo en sus procesos de aprendizaje.
- Interactuar con otros, dentro y fuera del ambiente de clases lo cual implica integrar diferentes perspectivas y lograr una comprensión más amplia del contexto y sus problemáticas (Innovación Académica ITESO, 2020).
- Entablar conexiones con expertos y novatos en los distintos temas.
- Habilitarse en la búsqueda, análisis, sistematización de información y grandes cantidades de datos.
- Trabajar en proyectos compartidos con personas fuera del aula, incluso en otros países y contextos, para analizar y/o resolver problemas comunes.
¿Qué implica aprender en red para la profesora o profesor?
Para el profesor por su parte, se vuelven importantes acciones como:
- Involucrarse y ser un nodo activo en una red relativa a sus temas profesionales.
- Verse a sí mismo como un sujeto en construcción y en proceso de aprendizaje permanente.
- Ser abiertamente reflexivo y autónomo.
- Trabajar de manera transparente, modelar, demostrar el comportamiento y valores en el uso de la tecnología.
- Producir, escribir sobre su trabajo y compartirlo con otros de manera abierta. O bien, generar procesos de reflexión junto con otros acerca de su práctica u objeto de estudio.
- Fomentar y validar la calidad de las conexiones con otros nodos dentro y fuera del aula.
- Fomentar en el aprendiz la habilidad y el deseo de continuar la construcción del sentido de sus procesos de aprendizaje, promoviendo su autonomía.
- Ayudar a las y los estudiantes a ser más hábiles para identificar y discriminar en la red materiales o recursos pertinentes y confiables.
Como se puede observar, la autonomía —entendida como la capacidad de un sujeto para decidir con libertad en su propio proceso de aprendizaje y hacerse cargo de las consecuencias de dichas decisiones (Downes, 2017)— es un elemento clave cuando hablamos de aprendizaje en red. Es una capacidad deseable tanto en profesores como en estudiantes, esto implica que su desarrollo no es responsabilidad únicamente de uno u otro, dado que es una capacidad que se ejercita a lo largo de la vida.
En ese sentido, el papel de un profesor en la universidad es muy importante para crear un ambiente donde el estudiante pueda ejercer su autonomía en ese proceso de convertirse en adulto. Un ambiente en el que las y los estudiantes puedan ejercer su poder de elección entre varias opciones posibles. De ninguna manera significa que no haya una estructura en los procesos de aprendizaje, sino que la estructura propuesta promueve la capacidad del aprendiz para elegir cuál de esas opciones resulta más adecuada para el momento en el que se encuentra.
Finalmente, contrario a lo que se suele pensar, ser autónomo no es sinónimo de estar aislado. Un sujeto autónomo construye junto con otros, colabora, enriquece desde su propia individualidad y talentos. Todas ellas habilidades muy pertinentes para el contexto actual.
Bibliografía:
Innovación Académica ITESO (2020, enero 17). Modelo Educativo del ITESO-Situaciones y atributos de aprendizaje. [Archivo de video]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=h_RrBYIf8AQ&list=PLLwliiCwGwwqMpONNgR9dhfE49-1CxQAj&index=9&t=0s
Downes, S. (2017). Toward Personal Learning (2017). Recuperado de:
http://www.downes.ca/files/books/Toward%20Personal%20Learning%20v09.pdf