Ilustraciones por Maria A. Sánchez
En un futuro cercano, en un bosque habitado por sabios animales, comenzó la historia de tres jóvenes ositas y su madre, quienes estaban a punto de emprender un viaje que cambiaría su destino.
La matriarca, Tita Arctos, era una osa sabia y experimentada, quien había liderado a su manada con astucia a través de crudos inviernos, largas sequías y enfrentamientos con otras manadas. Pero ahora enfrentaba un desafío aún mayor: el futuro de sus tres hijas.
—Ha llegado el momento de que formen sus propias manadas — les dijo con firmeza —. Pero tengan cuidado con el Puerco Voraz. Él siempre está al acecho, seduciendo a quienes lo escuchan para gastar sin medida, agotando su energía y los recursos del bosque.
Antes de despedirse, Tita les dio un último consejo:
—Construyan su propio hábitat, uno que sea fuerte, sostenible y adecuado para ustedes. Usen lo que el bosque les ofrece con sabiduría, porque su hogar será su refugio y su legado.
Así comenzó la gran aventura de las tres ositas, un viaje de decisiones que marcarían su destino y el del bosque entero.
***
Osita Joven, la menor de las tres hermanas, pronto se dejó seducir por las promesas del Puerco Voraz. Convencida de que el verdadero progreso estaba en la modernidad, eligió un hogar práctico y a la moda, construido con concreto, acero y otros materiales industriales.
Muchos siguieron su ejemplo, pero no les fue muy bien. Los altos gastos, falta de agua y el mal clima, tanto dentro como fuera de la casa, fueron solo algunos de los muchos problemas que dejó el Puerco Voraz a su paso.
Osita Joven, triste por su mala decisión, se fue con su hermana siguiente en edad, Dama Osita, quien vivía en una casa más prometedora: una vivienda bonita, ubicada en el centro de la ciudad y pensando que lo hacía de forma sustentable.
La casa estaba equipada con un calentador solar y celdas fotovoltaicas, elementos que trabajan con la luz del sol, permitiendo reducir el uso de gas y electricidad. Parecía ideal, rodeada de servicios de calidad, como museos, servicios municipales y otras amenidades que ofrecían una vida cómoda.
Sin embargo, la sustentabilidad de esta casa se centraba únicamente en la parte energética, sin considerar la dimensión económica, social y cultural. Dama Osita disfrutaba de todos los lujos a su alcance, pero pronto se dio cuenta de que estaba lejos de su familia y amigos.
Además, Dama Osita no se percató de que el Puerco Voraz había construido esa casa, junto con muchas otras, en un lugar peligroso. Estaba cerca de lagos secos y sobre suelos blandos, lo que la hacía aún más vulnerable. Además, la casa estaba hecha de materiales contaminantes como el cemento, el acero y el aluminio.
En el bosque, los rumores sobre los efectos de los materiales industriales eran cada vez más comunes. Se decía que el cemento, combinado con acero para construir muros de concreto, liberaba al medio ambiente una cantidad alarmante de dióxido de carbono.
—Incluso en ladrillos de concreto, las emisiones siguen siendo altas —comentaban los animales más conocedores.
También hablaban del adobe, un material más amigable con el ambiente. Pero el problema no era solo el material, sino su uso. Los animales más sabios del bosque advertían:
—De poco sirve un material si no se sabe usar bien—, decían los murmuradores del bosque. La calidad y las proporciones son clave para que las construcciones duren y protejan a quienes las habitan.

Las ositas menores, preocupadas por los problemas en su casa, recordaron haber oído sobre un sabio búho que conocía los secretos de la construcción de hogares resistentes y en armonía con el entorno.
Se contaban historias sobre cómo enseñaba a otros animales a construir muros con la altura y el grosor adecuado para resistir al viento y la lluvia. También hablaba de la importancia de los recubrimientos, que funcionan como una armadura para la casa, protegiéndola del sol abrasador y las lluvias constantes.
Pero ni Osita Joven ni Dama Osita habían buscado ese conocimiento al construir su hogar. Sus muros, demasiado delgados y sin la protección necesaria, no soportaron cuando llegaron los huracanes y temblores. Las paredes de su casa se agrietaron, y algunas colapsaron, exponiéndolas al peligro. Fue entonces cuando entendieron que necesitaban algo más que lujos; necesitaban un refugio seguro.
Con la casa en ruinas, no tuvieron más opción que buscar ayuda con su hermana Osita Mayor, quien, decían, había seguido un enfoque diferente, más conectado con el entorno y las enseñanzas del bosque.
Fue entonces cuando conocieron al gran sabio Búho Gernot, un maestro que había dedicado su vida a descifrar los secretos de los materiales naturales. Se decía que podía transformar la tierra, el bambú y la madera en hogares resistentes, enseñando a las criaturas del bosque a construir refugios que resistieran el viento, el agua y la furia de la tierra con técnicas que combinaban la sabiduría ancestral y el ingenio moderno.
Su vuelo lo había llevado a explorar los rincones más remotos del bosque, aprendiendo de cada piedra y cada rama, y plasmando sus conocimientos en los textos que los animales veneraban.

Osita Mayor, siguió los consejos de Búho Gernot, quien, con su alquimia y utilizando los textos sagrados conocidos como las normas de construcción del bosque, le enseñó a usar sus sentidos y su entorno para crear una vivienda amigable con el ambiente y adecuada a sus necesidades.
Ella sabía que no podría hacerlo sola, por lo que la ayuda de sus hermanas y amigos fue fundamental.
Cuando la casa estuvo terminada, el Puerco Voraz apareció para cobrar la luz. Sin embargo, el consumo de energía era tan bajo que fue muy poco lo que pudo cobrar. Luego trató venderles materiales como concreto ecológico y acero reciclado y otros productos de nombres rimbombantes. Pero las tres hermanas ya sabían que su nuevo hogar, construido con madera, paja, bambú y tierra, tenía todo lo que necesitaban.
Las tres ositas estaban satisfechas de haber usado estos materiales naturales. El Búho Gernot les había explicado que estos materiales requieren menos energía para su extracción y transformación, además tienen la capacidad de absorber carbono durante su ciclo de vida, lo que ayuda a reducir los gases de efecto invernadero. En cambio, el acero, el concreto y el aluminio, promovidos por el Puerco Voraz, liberan grandes cantidades de gases contaminantes durante su producción.
Entendieron que la madera, la paja, el bambú y la tierra son materiales naturales renovables, biodegradables y tienen una huella ecológica mucho menor. Con estos materiales, no solo construyeron un hogar más amigable con el medio ambiente, sino también en armonía con el bosque que las rodeaba, demostrando que la verdadera sustentabilidad proviene de trabajar con la naturaleza, y no en su contra.
El Puerco Voraz, al ver su fracaso ante la resiliencia de las ositas, comenzó una transformación discreta. Se alejo de las promesas del consumo, y aun en su pesar, comenzó a aprender de la ciencia del bosque. Algunos dicen que se volvió menos voraz, otros sabes que simplemente lo disimula mejor.
Las tres hermanas, llenas de sabiduría, lideraron manadas saludables en el bosque, construyendo hogares fuertes y sustentables que resistieran la prueba del tiempo y de la naturaleza.

Algún tiempo después, las tres ositas viajaron a Japón y quedaron impresionadas por el templo budista Horyu-ji, la estructura de madera más antigua del mundo, que ha resistido 1,400 años de historia. Una vez más, juntas comprendieron la resistencia y fuerza de la naturaleza.
Sobre este cuento
Texto original de: Nayar Astudillo Gutiérrez
Ilustraciones: Maria A. Sánchez
Acompañamiento editorial: Daily Rodríguez Ramírez
Edición: Yoana Noemí Rodríguez García
Junio 2025, Tlaquepaque, Jalisco, México.
Este cuento fue resultado del primer Taller de Formación de Divulgadores, organizado por la Coordinación de Divulgación y Difusión Académica y la Dirección de Investigación y Posgrado del ITESO.