Cauce del Arroyo Seco en la colonia Miramar.
Foto: Comunicación Institucional ITESO.
Los fenómenos del clima han estado detrás de la mitad de las catástrofes que hemos vivido en los últimos 50 años. Entre ellos, las inundaciones destacan como un riesgo creciente debido al calentamiento global. A medida que la temperatura del planeta sube —una de las principales consecuencias del cambio climático—, el aire se vuelve más cálido y puede retener más humedad. ¿El resultado? Lluvias más frecuentes, intensas y difíciles de predecir.
Laura Guzmán Gutiérrez, estudiante de la Maestría en Ciudad y Espacio Público Sustentable, desarrolla su tesis sobre el fortalecimiento de la resiliencia ciudadana a través de la Gestión Integral del Riesgo en el Área Metropolitana de Guadalajara, frente al riesgo de inundaciones agravadas por el cambio climático.
Su tesis se enfoca en la colonia Miramar, en el municipio de Zapopan, una zona especialmente vulnerable a las lluvias intensas. En entrevista, explica: “es una zona que ha tenido declaratorias de emergencia por inundación. Tiene más de 40 sitios recurrentes de inundación y han tenido crecidas de la lámina de agua de más de tres metros en los temporales de lluvia”.
La estudiante de posgrado realizó un análisis cartográfico que le permitió ubicar sitios vulnerables a las inundaciones dentro del Área Metropolitana de Guadalajara. Municipios como Guadalajara y Zapopan concentran la mayor cantidad de estos puntos críticos, conocidos como Sitios Recurrentes de Inundación.
Según el Instituto de Planeación y Gestión del Desarrollo (IMEPLAN), estos sitios son aquellos que, en un periodo de 10 años y en fechas distintas, han registrado al menos cinco eventos de inundación o encharcamiento. A pesar de las intervenciones realizadas, estas zonas representan un riesgo constante.


La maestrante subraya la gravedad del problema al recordar que las inundaciones son de las emergencias que más atiende Protección Civil. Antes llovía sin que hubiera tantos problemas, pero ahora las lluvias son más intensas y las ciudades no están preparadas para enfrentarlas.
¿Qué es la Gestión Integral del Riesgo?
Frente al aumento de las inundaciones y sus impactos, la estudiante propone en su investigación una alternativa clave: la Gestión Integral del Riesgo (GIR). Este enfoque busca incorporar la prevención, la preparación y la respuesta ante desastres en la manera en que se planean y toman decisiones en las ciudades. Como ella lo explica: “Son estrategias que se toman en cuenta en la planeación, la evaluación y participación en la toma de decisiones de las ciudades. Son todas las acciones que te ayuden a prevenir o a mitigar el riesgo y, una vez sucedido el desastre, todas las estrategias que te ayuden a que la respuesta, la recuperación y la reconstrucción de las ciudades sea lo más efectiva posible”.
Uno de los puntos clave de este enfoque son las cinco etapas de acción que propone: conocer el riesgo, prevenir, mitigar, preparar la respuesta y responder. En cada una de ellas el conocimiento social del riesgo —es decir, cómo las personas entienden y se relacionan con los peligros que enfrentan— juegan un papel fundamental para diseñar estrategias efectivas ante los desastres.
La ciudanía como actor clave
Durante sus años de experiencia laboral en el IMEPLAN, Guzmán percibió que la ciudadanía no era involucrada como un actor clave dentro de la gestión integral del riesgo.: “Siempre vi la necesidad de que se involucrara a la población en las estrategias de gestión del riesgo, para que vayan familiarizándose y sensibilizándose en sus riesgos territoriales”, señala.
Este cuestionamiento se convirtió en un motor para su proyecto de investigación. Por el tiempo que toma llegar a atender la emergencia, siempre la población va a ser la primera en responder. “Entre más fortalecidas estén nuestras capacidades puede ser mucho mejor”, afirma.
Al fortalecer las capacidades de conocimiento, prevención, mitigación y respuesta ante desastres, se construye resiliencia comunitaria. Sin embargo, Guzmán advierte que esta no debe entenderse como una carga exclusiva de las comunidades: “Hablar de resiliencia comunitaria pareciera que les da toda la responsabilidad a las personas: primero para enfrentar el desastre y luego para responder y recuperarse por sí solas. Lo que se busca es construir resiliencia en las ciudades de forma integral, para no cargar a la comunidad con una responsabilidad tan grande”.

Conocimiento colectivo en acción
Como parte de su trabajo, la estudiante trabajó con los vecinos de Miramar, una colonia en el municipio de Zapopan especialmente vulnerable ante riesgos de inundación en época de lluvias.
Con apoyo del centro comunitario Mi Colmena Miramar y con el propósito de identificar los riesgos que hay en su comunidad, generar conciencia sobre ellos e invitarlos a participar en su prevención, se realizaron talleres comunitarios para fomentar procesos participativos que fortalezcan las capacidades de la comunidad para enfrentar este tipo de desastres.
En estos encuentros se realizaron actividades como la cartografía colaborativa para identificar las zonas de mayor riesgo e infraestructuras estratégicas que pueden servir como refugio en situaciones de emergencia ocasionadas por las inundaciones. Además, elaboraron un mapeo de actores que les permitió conocer las instituciones que brindan apoyo en la comunidad ante estos desastres.
En los talleres compartieron medidas preventivas relacionas con el diseño, construcción, impermeabilización y drenaje de sus viviendas. El objetivo principal fue abrir espacios de diálogo donde cada persona pudiera compartir sus experiencias sobre cómo ha vivido y enfrentado estos desastres, para así conocer mejor sus necesidades y su realidad.
“Tener la oportunidad de estos espacios con la comunidad es super enriquecedor. No hay nada como aprender de la comunidad, escucharles y saber de sus experiencias. Tienen muy buena organización, mucho interés y son trabajadores. Me di cuenta de que hay mucho interés por todo lo que han cargado todos los años con las afectaciones. Es un tema que ha dolido mucho a la comunidad, la población está altamente sensibilizada con el problema porque realmente es año con año que tienen afectaciones”, comparte agradecida.

Sumarnos a la acción colectiva
Fortalecer la resiliencia de la ciudadanía ante un futuro con eventos climáticos cada vez más intensos no debe ser una responsabilidad individual o solo de quienes viven en las zonas más afectadas.
El compromiso de los gobiernos locales es clave para impulsar estrategias sostenibles de largo plazo. Aunque la ciudadanía puede tomar iniciativas y poner en marcha acciones desde lo comunitario, como apropiarse el espacio público para fortalecer el tejido social y reducir vulnerabilidades, el papel de las autoridades es fundamental. Son ellas quienes gestionan los recursos, la infraestructura y los servicios públicos, por lo que, sin una visión compartida entre comunidad y gobierno, avanzar hacia un bien colectivo resulta muy complicado.
Para la estudiante, el fortalecimiento de las capacidades de una comunidad por medio de la gestión integral de riesgo no solo contribuye a reducir sus vulnerabilidades ante desastres, sino que promueve la construcción de ciudades más solidarias, equitativas y resilientes.
Integrar a las personas en estos procesos no debería de ser el valor agregado de ningún proyecto, más bien un elemento esencial para el éxito de cualquier estrategia de reducción de riesgos. Apostar por la participación activa de la ciudadanía es apostar por un futuro más justo, seguro y humano.