El Día Cero del agua: una crisis para mejorar como sociedad

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La escasez de agua es una realidad cada vez más apremiante en nuestra ciudad. El concepto del Día Cero no es una sentencia de muerte, sino una advertencia y una oportunidad para actuar.

En el marco del Día Mundial del Agua (22 de marzo), el concepto del «Día Cero” surge como una advertencia y una oportunidad para replantear nuestra relación con el agua.  

Contrario a lo que pudiera imaginarse, el Día Cero no es la catástrofe ni significa el principio del fin. En términos prácticos, lo que representa es el momento en que un sistema de suministro de agua ya no puede satisfacer la demanda de su población y plantea la necesidad de actuar con anticipación para evitarlo. 

En 2018 se escuchó por primera vez que una ciudad del mundo se quedaría sin agua suficiente para sus habitantes. Sucedió en Ciudad del Cabo, Sudáfrica cuando después de años de escasas lluvias, sequías y el aumento de sus habitantes, las autoridades anunciaron que en menos de seis meses se quedarían sin el líquido vital. Esta declaración movilizó a empresas, gobierno y ciudadanía para reducir su consumo e implementar estrategias de ahorro de agua. 

“Hay que entender el Día Cero como un día de planeación. La oportunidad de decidir si hay capacidad para abastecer con el sistema que existe o se necesitan cambios. Mientras más lejos podamos ubicar ese día es más estratégico”, explica Rodrigo Flores, académico del ITESO y experto en el tema.  

De acuerdo con el investigador, para el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), esta realidad no está tan lejana. Al depender de fuentes como el lago de Chapala, la presa Calderón y pozos subterráneos, el AMG enfrenta crisis hídricas recientes que revelan vulnerabilidades preocupantes. 

Tan solo hay que recordar que en 2021 colonias enteras de la ciudad se quedaron sin agua por más de seis meses y pusieron en evidencia la necesidad urgente de una gestión integral y resiliente del recurso. » Si te digo que mañana es el Día Cero, pues ya no habrá tiempo de hacer nada, pero si te digo que es en seis meses, entonces tenemos tiempo para pensarle y si nos organizamos bien no serán seis meses, sino siete, ocho, o nunca”, señala el investigador del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano 

Vista al Lago de Chapala desde el malecón de Jocotepec. Foto por: Yoana Rodríguez.

Anticiparse al Día Cero del Agua

El AMG podría declarar su propio Día Cero en mayo de 2024 si no se toman medidas contundentes. Pero lejos de ser una condena, este escenario puede convertirse en un catalizador para la acción. Al anticipar y planificar este punto crítico, las autoridades y la ciudadanía pueden implementar estrategias que aborden las limitaciones legales, de infraestructura y culturales que contribuyen a la crisis. 

Para el investigador Rodrigo Flores, una de las soluciones más prometedoras es la captación y reutilización de aguas residuales tratadas, una práctica común en naciones con un estrés hídrico alto. Además, la reducción de la demanda a través de cambios culturales y tecnológicos en el consumo de agua es fundamental.  

Desde prohibir prácticas insostenibles como el riego con manguera hasta implementar sistemas de reciclaje y captación pluvial en hogares y edificios, cada gota cuenta. «La participación ciudadana es clave al asumir el compromiso de tener hábitos de consumo responsables y valorar el costo real del suministro de agua potable», afirma el académico.

Más allá de los aspectos técnicos y legales, la crisis del agua en el AMG representa una oportunidad para fortalecer los lazos comunitarios y generar resiliencia social. Como expresa el investigador: «Si la crisis del agua, además de espantarnos y estar un poco sucios de vez en cuando, nos lleva a conocernos mejor, a ser más amigos de los más vulnerables, bendita crisis». 

En situaciones de escasez, es fundamental identificar y apoyar a los grupos más vulnerables, como ancianos, personas con discapacidad y comunidades de bajos recursos. La solidaridad y la organización comunitaria serán esenciales para garantizar que todos tengan acceso al agua, más allá de su condición socioeconómica. 

La invitación es que, en lugar de temerle al Día Cero, hay que verlo como una oportunidad para evolucionar hacia una sociedad más consciente, solidaria y preparada para los retos ambientales que se avecinan. Sólo a través de la resiliencia colectiva podremos garantizar un futuro sostenible y equitativo para todos. 

Saber para actuar

Desde la iniciativa del Seminario Permanente en Estudios del Agua de ITESO se presentó el Tablero del agua, una propuesta para informar quincenalmente a la ciudadanía del AMG sobre el estado actual de sus fuentes de agua.

Liderada por Rodrigo Flores y un equipo de trabajo, desarrollaron un tablero informativo sobre el estado de las fuentes superficiales de agua con el fin de fomentar el ahorro colectivo de agua. La herramienta utiliza indicadores sencillos y accesibles para comprender el problema hídrico, centrándose en dos parámetros principales: cuánta agua hay y a qué velocidad se usa. Se emplea una escala de semáforo de cinco colores para comunicar los niveles de las fuentes superficiales y sus condiciones como suministro hídrico. 

La siguiente información se actualizó posterior a la publicación de la nota.

En su última actualización del 31 de marzo de 2024, los niveles de Chapala aparecen en color naranja, dentro de los niveles de estrés hídrico, debido a que su concesión se ha estado usando por arriba de su límite desde octubre pasado. Por otro lado, los niveles de la Presa Calderón se ubican dos posiciones arriba, en verde, lo que significa que están a la par del promedio. Aunque el color del semáforo para la Presa Calderón cambió de rojo a verde respecto al mes pasado pasada, la recomendación indica que se debe permanecer alerta y estar atentos a la velocidad con la que desciende el nivel del agua.

Iniciativas como el Tablero del Agua desempeñan un papel fundamental al mantener informada a la ciudadanía sobre el estado real de las fuentes hídricas. Sin embargo, el verdadero cambio radica en la capacidad de traducir esa información en acciones tangibles: reducir el desperdicio, implementar tecnologías de ahorro, apoyar a los grupos vulnerables y fomentar una cultura del consumo responsable.

Sólo mediante una resiliencia basada en la solidaridad y la conciencia ambiental, podremos garantizar un futuro sostenible para todas y todos. El «Día Cero» no marca un final, sino el inicio de una nueva era de corresponsabilidad con el agua.