“El género no es solo un tema de mujeres”, entrevista a Tchella Maso 

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Su trayectoria combina la formación en relaciones internacionales con una perspectiva feminista. Tchella Fernandes Maso, invita a reflexionar en cómo los cuerpos resisten y transforman la sociedad.

En América Latina, los estudios de género no solo son un campo académico que se encuentra en expansión, sino una herramienta clave para comprender las múltiples formas resistencia a las desigualdades que atraviesan nuestros territorios. Tchella Fernandes Maso es investigadora y profesora originaria de Brasil que se especializa en estudios de género, pueblos indígenas y sexualidad. Su trabajo académico y de activismo se ha desarrollado desde una mirada crítica y situada, con énfasis en las resistencias colectivas, los afectos y los cuerpos como agentes de transformación.  

Actualmente es profesora en el Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia y coordinadora de la Red Arandu de Investigación Colaborativa sobre Pueblos Indígenas, Género y Sexualidad. En su visita al ITESO, en el marco del Verano Internacional, compartió parte de las reflexiones que han acompañado su labor como investigadora a través del curso “Género, cuerpos y resistencias: perspectivas feministas desde América Latina”. En esta entrevista, Tchella explica desde una mirada crítica y situada cómo los cuerpos, los afectos y las resistencias colectivas pueden transformar nuestras realidades. 

¿Qué te llevó a interesarte por los estudios de género, raza y cuerpo en el contexto de la política global? 

“Pertenezco a una generación en Brasil que, a inicios de los 2000, aún no se identificaba como feminista. Eso ha cambiado mucho desde entonces. Realicé mis estudios de grado y posgrado, y cuando comencé a dar clases, era la única profesora en un entorno donde se vivían muchas violencias. Ahí sentí la necesidad de abordar estas temáticas y comencé a estudiar los feminismos de manera autónoma.  

En ese tiempo vivía en la frontera entre Brasil y Paraguay, donde hay una fuerte presencia de pueblos indígenas. Aunque ya participaba en movimientos feministas, las demandas de las mujeres indígenas me interpelaban profundamente. Ese camino me llevó a realizar un doctorado en Estudios Feministas y de Género en la Universidad del País Vasco, en España. 

También soy madre de un niño de ocho años, y sin duda esto ha profundizado mi compromiso en el feminismo”. 

Una de las frases que se destacan en el curso que impartiste es que los cuerpos pueden hablar, resistir y transformar realidades. ¿Cómo podemos entender esto? 

Partimos de la idea de que, para comprender el género, debemos hablar del cuerpo, ya que la identidad de género es siempre una identidad corporal. 

A través del cuerpo existe la posibilidad de transformar, incluso de forma sutil las violencias que nos atraviesan. Esta concepción está muy presente en las movilizaciones feministas y de género en Latinoamérica. 

Por ejemplo, este 3 de junio se conmemoró una década del movimiento Ni Una Menos en Argentina. Este movimiento es clave para entender la centralidad del cuerpo en las luchas feministas en la región. En este curso hablamos de los cuerpos desde una dimensión colectiva, es decir no somos cuerpos aislados, resonamos juntos. De ahí la fuerza de la frase «si tocan a una, nos tocan a todas». Se trata de movilizaciones colectivas frente a las violencias que podemos atravesar en nuestros entornos”. 

¿Cómo ha sido la experiencia de participar en el Verano Internacional del ITESO? 

“Este curso que preparamos con la profesora Rosario Ramírez tiene como objetivo discutir el feminismo desde perspectivas latinoamericanas. Es muy enriquecedor hablar de América Latina desde México, haciendo comparaciones y reflexiones sobre las realidades de países como Brasil, Argentina o Chile. 

En clase hablamos de cómo, desde diferentes geografías, nuestras luchas y experiencias están conectadas. Somos diversas, pero también compartimos una identidad latinoamericana que es una y múltiple a la vez. Eso me parece potente y esperanzador”. 

Tu formación combina relaciones internacionales, antropología feminista y estudios de género. ¿Cómo dialogan estas disciplinas en tu trabajo? 

“En Brasil soy profesora de relaciones internacionales, una disciplina que aún no tiene una institucionalización fuerte de los estudios de género como sucede en Estados Unidos o Europa. Sin embargo, hay importantes investigadoras feministas en el país. 

Desde esa posición trabajo los temas de relaciones internacionales con una mirada feminista y, más recientemente, con una perspectiva feminista decolonial. En mis clases de teoría de las relaciones internacionales abordo procesos clave como la seguridad, la guerra, la violencia y la paz desde estas miradas. También me interesa cuestionar el sentido tradicional de lo «internacional»: no solo como relaciones entre Estados, sino como relaciones entre pueblos y culturas”. 

¿Cómo se vinculan los pueblos indígenas con los estudios de género? 

“Actualmente coordino una red llamada Arendú, (palabra que en guaraní que significa sabiduría ancestral). Es una Red de Investigación Colaborativa sobre Pueblos Indígenas, Género y Sexualidad. 

Detectamos la falta de datos sobre las existencias LGBTQ+ entre los pueblos indígenas en Brasil, y nos propusimos generar esa información. Estamos realizando consultas en todo el país, junto con el Ministerio de los Pueblos Indígenas, para conocer qué necesitan estas personas en cuánto a las violencias dentro de sus territorios y fuera de ellos. La colaboración en este proyecto nos permite escuchar y acompañar esas vivencias desde cómo los cuerpos siguen existiendo”.  

¿Qué mensaje te gustaría compartir con las nuevas generaciones de investigadoras y estudiantes que trabajan en temas de género? 

Hay que estudiar y entender que los estudios de género deben ser transversales: tienen que estar presentes en diferentes disciplinas, como las relaciones internacionales, la economía, la ingeniería. 

Los estudios de género nos permiten imaginar futuros más justos. A veces olvidamos preguntar a nuestras abuelas cómo querían vivir. El género también implica eso: una reflexión desde la ancestralidad, desde las luchas de las mujeres indígenas, sobre cómo estamos viviendo y sobreviviendo en medio de crisis profundas, ambientales y sociales. 

Celebramos una década del movimiento Ni Una Menos, pero al mismo tiempo vemos cómo enfrentamos controversias con ciertas figuras políticas. El género no es solo un tema de mujeres, es una cuestión de sociedad, de mirada crítica y de compromiso con la transformación. 

Conocer la historia de Tchella y sus inspiraciones deja claro que los estudios de género en América Latina son mucho más que una categoría de análisis: son una apuesta ética y política por futuros más justos, donde la vida digna, el cuidado y la memoria se sitúan en el centro. Además, durante su visita a ITESO, Tchella se reunió con profesoras e investigadoras de ITESO con el objetivo de compartir experiencias y crear redes de colaboración entre investigadoras.

Sobre la académica

Su tesis doctoral, El caldero de los deseos: cuerpo y cambio en Círculos de Mujeres en Brasil, propone una lectura política de los Círculos de Mujeres en Brasil como espacios donde lo espiritual, lo afectivo y lo colectivo se entretejen para resignificar lo femenino y generar formas de reexistencia. 

Línea de investigación en que trabaja se centra en pueblos indígenas, género y sexualidad. Si se desea conocer más acerca de sus proyectos, su trabajo puede consultarse en el sitio Caleidoscopio