En portada Martha Ramírez profesora del Departamento de Psicología, Educación y Salud. Foto: Roberto Ornelas.
Este 2025, la Red de Investigación en Emociones y Afectos desde las Ciencias Sociales y las Humanidades (RENISCE) celebrará su noveno coloquio bajo el título “Las emociones en el marco de las Ciencias Sociales y de las Humanidades: Perspectivas Interdisciplinarias”. El evento se llevará a cabo del 18 al 20 de septiembre en el ITESO y reunirá a investigadores, estudiantes y profesionales de distintas disciplinas para reflexionar sobre el papel de las emociones en fenómenos sociales como la violencia, el cuidado, la memoria, el género, la desigualdad y el arte.
Emociones para comprender lo social
Aunque los estudios sobre las emociones en las ciencias sociales iniciaron desde la década de los ochenta en corrientes académicas provenientes de Estados Unidos, en América Latina este campo comenzó a consolidarse de manera más reciente. RENISCE se fundó formalmente en 2012 gracias a al trabajo conjunto de las investigadoras Oliva López, de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FESI) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y Rocío Enríquez, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), quienes desde 2008 colaboran en cursos, seminarios y espacios formativos en la academia.
La red ha promovido una mirada crítica y situada donde las emociones fungen como un eje central para el estudio y la comprensión de los problemas sociales contemporáneos. En una publicación de la revista Iberoforum, donde ambas investigadoras recuperan la historia de esta organización, Rocío Enríquez señala que no existe acto social ni histórico que no pase por una dimensión afectiva. Bajo esta perspectiva, el coloquio se reafirma como un espacio de pensamiento colectivo orientado a la construcción de conocimiento desde la sensibilización.
En este sentido, la RENISCE se ha consolidado como un espacio de encuentro interdisciplinario y de producción colectiva de saberes. Su símbolo es un glifo olmeca que representa la colaboración y la cooperación, imagen que sintetiza su apuesta por el conocimiento construido en comunidad. Las organizadoras recuerdan que, en sus inicios, este espacio consistió en una sesión en el ITESO —realizada en 2011, previa a su formalización— con cerca de 10 ponentes y 40 asistentes. Hoy, en su novena edición, el coloquio vuelve al ITESO, donde todo comenzó, con más de 120 ponencias registradas.
Una red que resalta la importancia de los cuidados
Para Martha Ramírez, profesora del Departamento de Psicología, Educación y Salud del ITESO e integrante de RENISCE, las emociones han sido más que un objeto de estudio: se han convertido en una guía profesional. Actualmente forma parte del comité científico del coloquio, coordina su logística y participará como ponente en la Mesa 31: “Cuidado colectivo y cultura emocional”.
Martha comenta que su vínculo con esta red comenzó desde sus estudios en la Licenciatura en Psicología del ITESO, cuando participó como becaria en proyectos de investigación encabezados por Rocío Enríquez. Posteriormente, continuó esta línea de trabajo en sus estudios de maestría y doctorado. “Fue muy enriquecedor conocer que la psicología no solo se limita a lo clínico, sino que puede dialogar con lo comunitario y lo cultural. Ahí empezó mi inmersión en este campo”, señala.
En su ponencia, elaborada en coautoría con Rocío Enríquez, Martha retoma una investigación iniciada en 2017 en el centro Trabensol, una comunidad autogestionada por personas mayores en España bajo el modelo de cohousing. Este sistema consiste en viviendas y espacios comunes donde los residentes —principalmente adultos mayores— que comparten y gestionan recursos, servicios y actividades. El equipo investigó cómo se organizaba el cuidado entre los habitantes de esta comunidad tras varios años de convivencia y qué papel desempeñaban las emociones en la adaptación a la pérdida de autonomía.
“El objetivo fue entender cómo el cuidado colectivo se transforma con el tiempo. Las emociones son detonadores de prácticas de cuidado. Por ejemplo, el amor, la reciprocidad o incluso el conflicto afectan directamente en cómo se organiza una comunidad”, explica la profesora.
Para Martha, una de las mayores riquezas del coloquio es el diálogo entre generaciones y disciplinas: “Aquí no solo se presentan ponencias; se construyen redes, se comparten metodologías y se aprende en comunidad. RENISCE me ha enseñado que la investigación también es vínculo, afecto y compromiso ético”.

Nuevas voces estudiantiles
Una de las apuestas del coloquio es fomentar la participación de estudiantes desde sus primeros acercamientos a la investigación. En esta edición, Cristina Skifield, estudiante de noveno semestre de la Licenciatura en Psicología, y Mónica Rojas, recién egresada de la misma carrera en el ITESO, presentarán la ponencia “Venida del caos: reflexiones acuerpadas desde espacios colectivos”, en la Mesa 2: “Sororidad en acto: emociones, arte y resistencia ante la violencia de género”.
Su participación surge de un proyecto coordinado por Gabriela Sánchez, investigadora del Departamento de Psicología Educación y Salud del ITESO, que exploró los testimonios de adolescentes de un centro de asistencia social y que han vivido distintas formas de violencia crónica. La investigación integró un componente artístico participativo en el que las adolescentes, de forma voluntaria, relataron sus historias a través de diversas disciplinas artísticas como la fotografía, el maquillaje teatral, la música y los relatos audiovisuales.
En su ponencia, analizan el testimonio de “Maly” —seudónimo de una de las adolescentes participantes— y su obra audiovisual como una forma de denuncia y resistencia. “Más que presentarnos a nosotras, presentamos su historia. Somos portavoces de lo que ella decidió compartir”, comenta Mónica.
El proceso resultó emocionalmente exigente y formativo. Desde el acompañamiento ético hasta la escritura académica, Cristina y Mónica destacan que aprendieron que la investigación también puede ser un espacio para la transformación personal, donde el cuidado, el respeto y la escucha mutua cobran relevancia. Como parte del proyecto, además, junto con las adolescentes conformaron el colectivo llamado Nosotras sobrevivientes, que continúa articulando redes de apoyo.
“Creo que el coloquio sí nos invita a pensar las emociones como una parte fundamental de las ciencias sociales. Reconocer, acompañar y escuchar el dolor hace que se generen espacios que también producen conocimiento”, concluye Cristina.
En su novena edición, este coloquio se proyecta como un punto de encuentro intergeneracional, donde investigadoras de distintas trayectorias coinciden en una convicción común: estudiar las emociones es también una manera de comprender la vida misma.
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