Por Salvador Moreno López
Profesor jubilado del Departamento de Psicología, Educación y Salud
Escuchar comprensivamente es un modo fundamental de relacionarnos para crear y nutrir vínculos cordiales, respetuosos y significativos entre las personas. En un mundo agitado, marcado por prisas y presiones, donde lo digital y lo virtual con frecuencia nos secuestran, la posibilidad de pausar y prestar atención activa a los demás se vuelve especialmente valiosa para cultivar nuestra humanidad. Para comprender verdaderamente al otro, es indispensable percibir y acoger sus vivencias, necesidades, emociones y sueños.
Sentirse escuchado y comprendido es una necesidad básica del ser humano, especialmente en momentos significativos, ya sea que nos causen dolor y preocupación o que nos llenen de alegría y nuevos retos.
¿A qué le llamo escucha comprensiva?
En internet encontrarás muchos modos de entender este tipo de escucha. Por eso, en este texto comparto mi propia perspectiva, formada a lo largo de los años en mi vivir, aprender y trabajar escuchando a personas.
De entrada, señalo que la escucha comprensiva implica mucho más que oír lo que otra persona dice o pensar que lo esencial de la comunicación interpersonal está solo en las palabras. Se trata, más bien, de un proceso activo que requiere atención plena y una disponibilidad genuina para recibir a la otra persona, así como la diversidad de vías y expresiones con las que se comunica y se muestra. Además, este tipo de escucha incluye la intención y el deseo de comprender a esa persona desde sus vivencias. Es decir, desde lo sentivivido corporalmente, con sus matices emocionales y afectivos; desde sus significados personales, sus ideas y valores; desde su contexto e historia de vida. No suena sencillo, ¿verdad? Tal vez por eso no es tan común encontrarla… y cuánto la necesitamos.
Aspectos fundamentales
Para escuchar de forma comprensiva es necesario atender varios aspectos básicos. A continuación, comparto algunos de los que considero más importantes:
1. Presencia total
La escucha comprensiva, que también podemos llamar escucha empática, requiere de nuestra presencia plena en el momento. Esto implica dejar de lado distracciones como el celular, los diálogos internos, las preocupaciones y los pendientes. Si logro guardar silencio interior —sin ruidos internos— podré permitirme sentir y estar plenamente presente: atento, receptivo y disponible para el encuentro con la otra persona. Además de esa presencia plena, es esencial mantener una actitud de respeto y valoración hacia el otro. Esto contribuye a generar un ambiente socioemocional de confianza y seguridad, indispensable para una comunicación interpersonal significativa.
2. Las expresiones corporales
Somo seres encarnados, y nuestra corporalidad tiene un papel fundamental, a pesar de la sobrevaloración cultural de lo conceptual, lo verbal, lo teórico y lo numérico. Nuestro ser vivo habita un cuerpo: somos cuerpo. A través de él nos expresamos, nos mostramos, compartimos y comunicamos, sobre todo en el plano emocional y afectivo. Con y desde nuestro cuerpo reaccionamos y nos expresamos. Entonces, para escuchar comprensivamente es necesario atender tanto a nuestro propio cuerpo: ¿cómo estoy?, ¿cómo me siento?, como al del otro: ¿qué expresa?, ¿cómo parece sentirse? Escucho y siento su voz, la dejo resonar en mí para descubrir los colores y matices emocionales que transmite. Atiendo a cómo se mueven y se combinan sus gestos, posturas y expresiones.
Ya te habrás dado cuenta de que esta perspectiva es diferente a la que sugiere ver al cuerpo como algo mecánico, donde los significados de movimientos, gestos y posturas pueden anticiparse, clasificarse o interpretar según reglas fijas. En cambio, la comprensión de la que hablo te invita a hacer a un lado estos prejuicios para abrirte a los significados tal como los vive y expresa la persona en el momento en que emergen y se expresan a través de su corporalidad.
3. Aceptación de lo vivido
Recibir y acoger todo lo vivido por la otra persona es fundamental —aunque parezca trivial, equivocado o inapropiado—. En esta forma de escucha, el propósito es comprender, no juzgar. Mantener una actitud de presencia y escucha contribuye a que la otra persona se sienta reconocida y valorada. “Me sentí vista y tomada en cuenta”, me dijo alguien después de un diálogo empático. “Me siento liberada —agregó—, como que me he quitado un gran peso de encima”. Sin duda, este modo de escuchar puede generar cambios significativos.
4. Verificar y expresar mi comprensión
Aunque la persona hable el mismo idioma que yo, conviene recordar que, en muchos sentidos, cada quien habla su propia lengua. Aun cuando use palabras y expresiones que me resulten conocidas, es importante verificar el sentido que les da en ese momento concreto de la conversación. El significado de lo dicho en un diálogo no solo depende de las palabras: depende también de las expresiones corporales, los gestos, la entonación, el ritmo de la voz, el contexto compartido y el tipo de vínculo entre quienes dialogamos.
Por eso, verificar es una práctica indispensable en la escucha comprensiva. “Parece entonces que no tienes ganas de ir… aunque al mismo tiempo te sientes comprometido… no te gustaría que te excluyeran de otras reuniones si no vas… se siente difícil decidir…” Estas palabras, expresadas con una musicalidad cordial y cálida, pueden ser una forma de verificar y, al mismo tiempo, manifestar que comprendo lo que la otra persona me comparte.

Escuchar comprensivamente: un regalo de vida
He señalado que escuchar de forma comprensiva es un modo de relación interpersonal. Es una vivencia que ocurre en el encuentro entre dos seres humanos. Y esa experiencia deja huella.
Sentirse escuchada y comprendida puede despertar en una persona, entre otras experiencias, las siguientes posibilidades:
- Liberarse de cargas y agobios socioemocionales innecesarios.
- Reconocer y contactar con su energía vital y su capacidad para dar dirección a su vida en una situación determinada.
- Sentirse valorada y reconocida como la persona que es, única e irrepetible.
- Percibirse tratada con respeto.
- Ganar mayor claridad sobre lo que siente, piensa, valora y desea… y desde ahí descubrir y generar alternativas de acción diferentes.
- Encontrar una reconciliación y paz interior para dejar de estar en conflicto consigo misma.
- Mejorar su bienestar socioemocional y sus relaciones con los demás.
- Actuar con mayor iniciativa y creatividad en las actividades de su vida cotidiana.
¿A quién le importa la escucha comprensiva?
Importa a quienes han tenido la suerte de recibir este regalo de vida cuando lo necesitaban: al compartir vivencias dolorosas, atemorizantes o enojosas; o bien, al atravesar momentos de nervio y emoción ante el inicio de un nuevo proyecto, una mudanza, un cambio laboral o el comienzo de una nueva relación.
Quienes, por el contrario, en lugar de comprensión recibieron consejos, juicios, recriminaciones o sugerencias. Ellos saben valorar la diferencia, y desde esa experiencia pueden reconocer la importancia de ofrecer este tipo de escucha a otras personas.
Escuchar comprensivamente es un modo de relación que alivia el sufrimiento y el agobio socioemocional, mientras facilita el reencuentro con la energía vital y la confianza en uno mismo. Es una experiencia de liberación y reencuentro con el querer personal en relación con lo que se está viviendo. Escuchar así es más que oír: es acompañar. Es un regalo de vida.
Sobre el autor
Salvador Moreno López es psicólogo, profesor universitario y psicoterapeuta con más de 40 años de experiencia. Es autor, conferencista y facilitador de talleres. Profesor jubilado del Departamento de Psicología, Educación y Salud del ITESO. Gusta de pasear por el bosque y la playa, y disfruta la música de jazz.