¿Es posible encontrar diversión en las ciencias? Lumara afirma rotundamente que sí.
Lumara González, mejor conocida como «Lumara la Bióloga», ha capturado la atención del público con su proyecto de divulgación en el que combina dos de sus grandes pasiones: la ciencia y la comedia.
Es una ferviente apasionada de los microorganismos, insectos y el reino fungi (entre otras curiosidades) y desde 2018 dirige un proyecto de comunicación de la ciencia en el que comparte sus descubrimientos con las más personas posibles.
Esta joven científica y divulgadora ha construido una carrera exitosa gracias a su personalidad única y estilo original dentro del stand up científico y contenido para redes sociales. En su objetivo de hacer accesible y entretenida la información científica será una de las invitadas estelares en la charla «Hablar de ciencia tiene su chiste» el próximo 22 de agosto en la Biblioteca del ITESO.
La entrevistamos y hablamos sobre los retos de su profesión, la presión por ser productiva y la satisfacción que encuentra en los comentarios de su comunidad.
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Imagina que no sabemos nada de ti, ¿cómo respondes a la pregunta de a qué te dedicas?
Bueno yo estudié biología y me especialicé en la comunicación de la ciencia. Me dedico a hablar de biología con personas que no estudiaron biología y la forma en la que lo hago es a través de la comedia. Utilizo herramientas diversas como las redes sociales, los shows en vivo, las charlas y los videos en YouTube.
¿Cuándo empezaste a hacer comunicación de la ciencia?
Cuando estaba en la secundaria y prepa nos pedían entregar trabajos y muchas veces en vez de entregar un ensayo de 20 páginas hacía un cómic de 25. Como era la estudiante ñoña, la que siempre entregaba y que nunca daba lata, me daban mucha libertad creativa en la escuela.
Has dicho que desde niña sientes un amor muy grande por los animales y la naturaleza, lo que te llevó a estudiar Biología como carrera profesional, ¿sientes que cumpliste el sueño de tu niña de dedicarse a eso que amaba tanto?
La verdad es que yo de niña me veía más en una Jeep en el (parque nacional) Serengueti, entre leones. Sin embargo, de niña también fui una persona muy ocurrente, fui una persona que bailó ballet, que hizo teatro y que cada tarde era una tarde de espectáculo con mi hermana. Creo que he sido muy fiel a esa parte creativa.
¿Qué características o talentos se necesitan para comunicar la ciencia?
Para ser una comunicadora o comunicador de la ciencia, lo que se requiere es pasión y amor por la ciencia. Es esta pasión que te hace decir “quiero que todo el mundo se entere de esto”.
¿Dónde encuentras esa pasión en tu vida y en tu trabajo?
Uy, pues yo creo que en cada paso del proceso. Desde que sale este detonador de la curiosidad, empiezas a buscar información, comienzan las preguntas y voy descubriendo más cosas que me llenan de esta hambre de saber. Después el proceso de crear es súper satisfactorio para mí, escribir guiones o rutinas de stand up me llena mucho de emoción. Esta es una vida de excesos. [Risas].
¿Cuáles han sido los retos que has afrontado?
El primer reto al que me enfrenté fue aceptar que iba a ser un camino profesional. Muchas veces, al querer ponerle una entrada monetaria a las pasiones que tienes, tu mente creativa se va apagando. A las personas les cuesta trabajo entender que esto es una profesión que se tiene que cobrar.
Por otro lado, creo que soy víctima de una cultura casada con la productividad. Hemos aprendido a entender nuestro valor como personas con base en lo que hacemos y lo que demostramos. Eso también se vuelve muy cansado y querer romperlo es muy difícil.
¿Te has planteado la posibilidad de renunciar o de tomar un camino diferente a la divulgación?
Hace dos años renuncié a mi trabajo fijo, yo estaba en el laboratorio de ciencias de una secundaria, me gustaba muchísimo estar ahí, pero me estaba costando mucho trabajo llevar ambas partes. Renuncié y me enfermé. Estuve prácticamente un año descansando, no siendo productiva y viviendo de mis ahorros hasta que se acabaron. Entonces me pregunté si iba a seguir por este camino que está lleno de incertidumbre o si me iba por algo más construido. Decidí quedarme y seguir siendo una bióloga comediante.
¿Por qué consideras importante que las personas tengan más conocimientos científicos para su vida cotidiana?
Las personas tenemos derecho a saber lo increíble que es el mundo. Es tan fascinante que, simplemente porque estás viva, tienes derecho a enterarte de que el mundo va mucho más allá de lo que es evidente a los sentidos. Eso diversifica tu forma de pensar y la vuelve más rica, te enriquece como persona.
El próximo 22 de agosto estarás en el ITESO como una de las invitadas de la presentación de Entre Saberes, ¿cuál es tu mensaje para las audiencias jóvenes?
Venimos de una tradición que nos cuestiona qué tan productivas y productivos estamos siendo cuando estaba en la universidad eso me dañó mucho e hizo que me perdiera de muchas cosas. En la divulgación he encontrado de nuevo esta esta pasión y esta confianza de soltar estas expectativas para dedicarme hacer esto que me apasiona.
Creo que nuestras juventudes viven grandes problemas de ansiedad por el miedo de cómo conciliar una vida productiva, pero que no los lleve a sacrificar su salud mental o sus relaciones sociales. La divulgación de la ciencia es un camino que nos puede permitir explorar esa parte, les invitaría a verla como una alternativa profesional. Requiere mucha creatividad, diversidad de pensamiento y es un ámbito que en este momento es muy importante y que se está pagando.
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A través de su trayectoria, Lumara ha demostrado que es posible encontrar un equilibrio entre la pasión, la productividad y el bienestar personal. Aunque el camino no ha sido fácil, su amor por la ciencia y su deseo de compartirlo con el mundo han sido su brújula. La historia de Lumara es inspiración para dar rienda suelta a la creatividad, a perseguir aquello que nos mueve y a encontrar formas innovadoras de hacer realidad los sueños.
La encuentras en Instagram como @lumaralabiologa y en YouTube como @LumaraLaBiologa, plataformas en las que interactúa con su “bio bandita”, forma en la que nombra a sus seguidores, una comunidad conformada por más de 30 mil personas.
Conócela en persona el próximo 22 de agosto a las 11:00 horas en el Ágora de la Biblioteca del ITESO como participante en la charla Hablar de ciencia tiene su chiste.




