Los retos de formar lectores en la era digital

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¿Por qué cada vez nos cuesta más leer hasta el final? La tecnología y la sobreexposición a estímulos cortos han afectado nuestra capacidad de atención. Para recuperar la lectura reflexiva se necesitan textos desafiantes y que tengan sentido para la vida real.

Por Mónica Márquez Hermosillo 
Directora de Información Académica 

Asumo que no todos los que están aquí, leyendo esta nota, terminarán de leerla hasta el final. ¿O sí?  

Puede ser efecto de la pandemia, el cambio generacional, quizá la vertiginosa realidad que nos rodea, la sobresaturación de información en pequeñas dosis, el bombardeo de tiktoks, tuits o post de Instagram; lo cierto es que cada vez cuesta más terminar un párrafo completo, leer un capítulo entero, mucho más un libro desde la primera página a la última. A todos nos pasa.   

¿Qué sucedió? ¿Por qué hemos dejado de leer?  

Seguro existen muchas razones particulares, sin embargo, me centraré en una sola: el uso constante de la tecnología en nuestra vida diaria ha impactado en nuestra capacidad de atención.   

A través de las pantallas recibimos sin límite de horario y con dedicatoria algorítmicamente personalizada, encabezados, artículos breves, frases sueltas, imágenes, carteles digitales y videos que nos llevan a fragmentar nuestra atención en intervalos cortos, saltando de un tema a otro, compitiendo por nuestro interés y sin necesidad de concentración ni profundidad. 

Indagaciones recientes como la de Johann Hari (2023) sostienen que la capacidad de atención de un joven es de 65 segundos y de un adulto, de máximo tres minutos. ¿Qué tanto podemos leer en ese lapso? 

El año pasado, el INEGI publicó que 71.8% de los mexicanos mayores de 18 nos consideramos lectores (tomando en cuenta libros, revistas, periódicos, historietas y páginas de internet, foros o blogs) y que leemos un promedio de 3.9 libros al año. Pero el dato más asombroso es que solo 30.2% de los lectores comprende todo lo que lee

Y es que estamos leyendo fragmentariamente, en medio del multitasking, “escaneando”, “surfeando” entre un mar de estímulos constantes que jalonean nuestro interés, nuestra motivación y nos ofrecen gratificación inmediata. ¿Cómo va a competir una novela o un ensayo académico de 200 páginas con “puras letras”, con la vertiginosidad multisensorial del mundo digital? 

La lectura implica silencio, introspección, pausa y continuidad. Leer no es sólo pasar la vista por encima de un texto decodificando signos. Leer es comprender, analizar, cuestionar, valuar, contrastar, deconstruir y construir, repensar, recrear, dialogar internamente, saborear. 

Para impulsar en nuestros alumnos la lectura reflexiva, profunda y creativa, en medio de esta era digital en la que estamos inmersos, la clave está en recuperar el interés y el significado de la lectura; es decir, que tenga sentido para sus vidas reales.

¿Por dónde empezar? 

El Modelo Educativo del ITESO nos lo recuerda: “un abordaje metodológico orientado a promover la construcción de aprendizajes significativos, en situación, bajo un esquema de colaboración y construcción conjunta, transferibles a partir de una acción o de un saber hacer reflexivo” (pág. 36). En el campo de la formación lectora yo le llamo intencionar el movimiento de: Plantar–Regar–Cosechar la experiencia de lectura.

Plantar el texto, se refiere al momento de elegir cuidadosamente lo que queremos que lean. Planteemos textos desafiantes. Propongamos autores que les sorprendan, que les lleven a territorios del pensamiento aún inhabitados para ellos, que les hagan “pensar al revés”. Exploremos el uso de textos multimodales, hipertextuales, interactivos (nuevos formatos, nuevas representaciones y discursos, nuevas gramáticas no lineales). Actualicemos cada semestre nuestros referentes y transformemos la bibliografía de nuestro curso, pensando en alumnos en concreto.

Regar la lectura, significa acompañarla. Es decir, los alumnos no leerán en automático, simplemente por que hayamos dado una instrucción: “Lean tal texto. Lean tales páginas. Busquen tal información. Investiguen tal cosa”. Es importante precisar la instrucción, explicitar lo que se espera, develar el objetivo. Contextualicemos antes la lectura, demos pistas concretas y señales que les guíen. Despertemos la curiosidad, invitemos al uso de motores de búsqueda y navegación focalizada, de bases de datos especializadas, de recursos de frontera. Acompañemos su avance, retroalimentemos, interesémonos por sus preguntas, motivémoslos a proponer otras fuentes y otras interpretaciones posibles.

Cosechar lo leído, es darle valor a lo que encontraron en la lectura. Convertirlo en algo valioso y usable: Un producto concreto, un nuevo discurso, un debate interesante, un diálogo crítico. Lancemos preguntas que les lleven más allá de los meros contenidos: ¿Desde qué perspectiva se está planteando esta información? ¿Qué valores están contenidos implícitamente o explícitamente en él? ¿Qué está dando por supuesto el texto y cómo afecta tal supuesto la forma de interpretar la información? ¿Cuál es el destinatario al cual está dirigida esta información y cómo otros destinatarios podrían interpretarla? ¿Qué tiene que ver el texto con tu vida? ¿Qué relaciones horizontales y verticales puede tener esta información con otras? ¿Cómo podríamos poner a prueba lo que el autor dice? ¿Qué puedes generar a partir de lo leído? Abramos oportunidades de compartir lo hallado en situaciones auténticas; la interacción social y la colaboración en la construcción de significados frente a escenarios concretos, es crucial.

La lectura es una competencia común a todos los estudiantes del ITESO, independientemente de su carrera. Es la puerta de acceso a todo tipo de aprendizajes, al lenguaje de su profesión y a las exigencias del mundo laboral. Como dice el Modelo Educativo de ITESO (MEI): “aportar a los estudiantes los saberes necesarios para enfrentar con flexibilidad el mundo cambiante del trabajo, son parte del compromiso educativo de la universidad” (MEI, pág. 20).   

Leer no es sólo decodificar signos ni sólo localizar y sintetizar información. Implica la integración de una serie de habilidades complejas, desde una posición crítica y creativa. Especialmente hoy, leer es una competencia transversal indispensable para la comprensión de un contexto con pocas certezas y de una realidad en permanente movimiento.   

Busquemos formas de recuperar la atención, la motivación y el significado de la lectura con nuestros alumnos. Comencemos con nosotros mismos.  

Referencias:
Hari, Johann (2023). El valor de la atención. México: Planeta.
ITESO. Modelo Educativo del ITESO. México: ITESO.