Amalia Viesca, mejor conocida como Maya, es la coordinadora del Café Scientifique ITESO, y un referente en la divulgación científica en Jalisco. Recientemente fue galardonada con el Premio Estatal de Innovación, Ciencia y Tecnología en la categoría de “Divulgación” por su labor al frente de esta iniciativa, que desde hace dos décadas acerca a la ciudadanía a temas científicos de manera accesible y participativa.
Su formación como maestra en Gestión de Ocio por la Universidad de Deusto le ha aportado una perspectiva enriquecedora a este proyecto. En esta entrevista, Maya relata su trayectoria y experiencia en el ámbito de la divulgación científica.
¿Qué fue lo que despertó tu pasión por la comunicación de la ciencia?
“Mi inicio en la comunicación de la ciencia fue bastante casual y sutil. Digamos que estar en esta cancha fue algo más o menos accidental. Pero sí creo que desde el primer momento en que tuve acceso, empecé a ver que era un campo relativamente poco abordado y eso lo hizo muy interesante. Siempre es fascinante descubrir un espacio donde no todo ya ha sido dicho o explorado”.
¿Hubo algún momento particular que te marcó para desempeñarte en este ámbito?
“La gestión cultural siempre te invita a reflexionar sobre lo que estás haciendo. Finalmente, yo pertenezco académicamente al ámbito de la gestión cultural, estas reflexiones siempre están presentes en mi trabajo. Pero lo que ha hecho que yo piense mucho más sobre esto, ha sido la invitación a participar en publicaciones de libros o en congresos académicos. Cuando te invitan a un evento académico, te preguntas: ‘¿Qué voy a presentar?’. Eso te obliga a investigar, trabajar y construir una narrativa sobre lo que haces. Ese proceso de reflexión y análisis enriquece enormemente la práctica y te permite verla desde una perspectiva más amplia”.
El proyecto de Café Scientifique ya tienen 20 años, ¿cómo has visto la evolución de este espacio?
“Desde el inicio fue muy enriquecedor ver la reacción de la gente, ver cómo respondía a un escenario así y eso te realimenta, dices: ‘Híjole, hay mucha gente que está viendo esto’. La riqueza del Café Scientifique, radica en que cada sesión es con un charlista distinto y sobre un tema distinto, eso te va metiendo en el mundo de la ciencia de una manera muy natural. A medida que me adentraba en este mundo, me sentía en un lugar que me retaba, pero ver las reacciones de la gente me motivaba a seguir adelante. Además, de esta iniciativa han derivado otras estrategias y experiencias en torno a la comunicación de la ciencia en la universidad”.
¿Qué opinas de prescindir de apoyos visuales en una era donde, precisamente, predomina lo digital y lo visual?
“En un acto de honestidad, me debato sobre cuánto sentido tiene seguir con este tipo de espacios sin apoyos visuales, especialmente cuando algunos los ven poco atractivos sin haberlos vivido. Sin embargo, hasta ahora me respondo que sí, vale la pena mantenerlos. Hay un valor de fondo y es el de la conversación y el del diálogo.
Lo que yo quiero defender en el Café Scientifique es la conversación, no tanto entender perfectamente un fenómeno científico, sino generar un intercambio significativo”.
Recientemente mencionabas que uno de los objetivos es provocar diálogos que reconozcan el papel político de la ciudadanía. ¿De qué manera la ciencia contribuye a esto?
“La ciencia fortalece una ciudadanía crítica y participativa al brindar herramientas para entender el entorno y las dinámicas sociales, económicas y políticas. Espacios como el Café Scientifique son clave, pues permiten acceder a conocimiento científico de manera accesible, formando ciudadanos informados. Al explorar temas los asistentes ven el impacto de la ciencia en la vida cotidiana y se preparan para tomar decisiones reflexivas sobre problemas actuales. Este formato fomenta la participación activa al promover el diálogo, la discusión y el intercambio de ideas”.
¿Qué significa para ti recibir este reconocimiento?
“Como siempre, son cosas múltiples. En el reconocimiento hay una parte muy linda pues uno como persona recibe mucho afecto y eso es muy lindo, esa parte es muy nutridora. También me parece que ayuda a que la gente y la comunidad visibilicen el proyecto y vean lo que se está haciendo en la universidad.
Por otro lado, me da muchísimo gusto que la Secretaría [de Innovación, Ciencia y Tecnología] siga reconociendo ese ámbito, eso me resultaba un estímulo, pues sigue siendo un ámbito de acción reducido en general, hay que picar todavía muchísima piedra en este campo”.
¿Qué mensaje te gustaría enviar a las nuevas generaciones de divulgadores científicos?
“Es fundamental consumir productos de comunicación de la ciencia en diversas plataformas (charlas, libros, podcasts, videos, exposiciones). Esto permite entender el ecosistema y ver qué ya se ha hecho para potenciar la creatividad. También es importante adentrarse en las reflexiones académicas del campo, conocer el trabajo de otras redes y académicos para desarrollar un pensamiento crítico y claridad conceptual.
Además, hay que pensar en los públicos, no solo tener claro qué queremos comunicar, sino también a quién y por qué esa audiencia debería interesarse. Dedicarse a esto, sin limitar la creatividad, da mejores frutos”.
¿Qué motivaciones encuentras en tu día a día para seguir creando espacios para el diálogo entre la ciencia y las personas?
“Una de mis motivaciones diarias es conectar lo que recibo del mundo con las ideas que puedo generar en mi trabajo en el ITESO y en la promoción cultural. Por ejemplo, hace poco escuché un podcast fascinante y pensé: ‘Esto podría ser una exposición’. Este proceso cambia la forma en la que veo el mundo, permitiéndome percibir la realidad desde una perspectiva diferente”.
Con lo anterior, Maya Viesca resalta la importancia de fomentar una comunicación integral de la ciencia en la comunidad universitaria. A su juicio, el verdadero desafío de la divulgación consiste en mantener el interés del público para crear un diálogo que resulte realmente significativo y enriquecedor.