Mujeres de ciencia: primeras egresadas del doctorado en Ciencias de la Ingeniería

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Las profesoras Edna Guevara y Aurea Moreno son las primeras mujeres egresadas del programa doctoral del ITESO. Conoce aquí sus historias, proyectos y retos que ambas han afrontado para llegar al lugar en el que están.

Tras una década de haberse creado y casi una veintena de estudiantes egresados, el Doctorado vio por primera vez a dos mujeres egresar del programa. En diciembre pasado, las profesoras del departamento de Electrónica, Sistemas e Informática, Edna Guevara y Aurea Moreno, se titularon del programa.

Más allá de sus relatos individuales, son dos historias atravesadas por desafíos compartidos que parten de una brecha histórica donde la participación de las mujeres en el campo de la ciencia ha sido muy limitada, retos personales, una pandemia global que ralentizó su avance y que, a pesar de todo ello, ambas lograron desarrollar propuestas que aportan soluciones desde la ciencia a necesidades de la sociedad, actuales y tangibles. 

Conoce aquí sus historias, proyectos y retos que ambas han afrontado para llegar al lugar en el que están.

Apostar por el medio ambiente desde las Pymes

Edna siempre quiso hacer su doctorado, pero tras casarse y la llegada de sus dos hijos sintió que esa meta se volvía más y más distante.

Originaria de Puebla, es ingeniería en Electrónica y tiene dos maestrías en las áreas de Robótica y Calidad y Productividad. Al mudarse a Guadalajara supo que era el momento de retomar sus estudios y encontró en el programa del doctorado en Ciencias de la Ingeniería del ITESO un programa plural y cercano a su interés por una investigación académica vinculada con la realidad social.

Era 2017. Habían pasado diez años desde que había terminado su maestría y los últimos siete se había dedicado completamente al hogar, buscó con sus antiguos asesores temáticas actuales y fue así como se adentró en el tema de la economía circular. «Yo no sabía casi sobre ella, pero cuando investigué más me apasionó muchísimo», comparte la profesora en entrevista.  

Su proyecto de Trabajo de Obtención de Grado –o tesis– se titula Modelo de simulación híbrido para la implementación de economía circular, en el que desarrolló una metodología de simulación híbrida a partir de herramientas como la modelación basada en agentes y lógica dominante del servicio. Su objetivo se enfocó en tener herramientas de análisis para las pequeñas y mediana empresas (Pymes) de manera que desde el inicio estas utilizaran un modelo de economía circular que apuesta por el cuidado de los recursos a partir de procesos más sustentables y de menor impacto al medio ambiente. Sus principios se basan en imitar los ciclos de la naturaleza, a diferencia del modelo lineal que termina con una generación masiva de desechos. «Es como un circuito electrónico», menciona Edna con la emoción de unir dos de sus pasiones en una idea.

Durante estos cinco años, se encontró con múltiples obstáculos como la pandemia por COVID-19, «me afectó emocionalmente y desaceleré mi ritmo de trabajo (…). La tesis es como una montaña rusa, que al estar arriba de repente cae, sólo para volver a subir, una y otra vez». También al comenzar con este proyecto las becas CONACYT fueron retiradas, pero fue gracias al apoyo de su esposo y las becas del ITESO que pudo concluir con sus estudios. 

En su presente continúan la capacitación a nuevos emprendedores y asesorías a proyectos de economía circular, así como las clases con estudiantes de licenciatura. «Me alegra ver tantas chicas y chicos en mis salones (…), mi licenciatura me tocó en un ambiente de puros hombres y algunos maestros machistas». Para esta profesora, esta experiencia es parte de vivir un momento de romper estereotipos y abrir camino a más mujeres que trabajan por llegar a más espacios dominados por hombres, «culturalmente se nos ha dicho que las mujeres debemos quedarnos en casa al cuidado del hogar y los hijos, pero hoy sabemos que ni la edad ni el género son impedimento para lograr lo que quieres».

«Siempre me han gustado las matemáticas»

Tras estudiar la licenciatura en Ingeniería Electrónica y posteriormente recibirse como maestra en Diseño Electrónico, Aurea Moreno sabía que su siguiente paso era el doctorado. Sin embargo, la mayor parte de su tiempo estaba dividido entre su trabajo y las responsabilidades en casa. Por ello, en una audaz jugada, decidió renunciar a su trabajo para dedicarse enteramente a continuar con sus estudios. «Siempre tuve intenciones de hacer el doctorado, pero cuando me decidí no quise hacerlo mientras trabajaba», comenta Aurea, quien antes tenía más tiempo para dedicarle a estudiar: «cuando hice la maestría vivía con mis papás, con pocas responsabilidades, pero ahora hay más responsabilidades en casa y muchas cosas que pasan desapercibidas le tocan a la mujer. Algo tan simple como saber si en el refri hay comida y hay que ir al súper. Eso el hombre no lo tiene en la mente y ocupa algo en tu cerebro, cansada de todo lo que tienes que tomar en cuenta «.

Además, Aurea sabía que, en caso de tener hijos, las probabilidades de poder dedicarse a estudiar un doctorado serían más bajas: «Yo tomé la decisión de hacer el doctorado ahora porque hablando con mi esposo supe que si tenemos hijos iba a ser más difícil, así que este era el momento de aventarme ese trabajo», comparte.

Para solventar sus estudios, Aurea buscó el apoyo de una beca por parte del Conacyt, pero debido a los procesos de documentación no pudo conseguirla en un inicio. «El primer año me lo aventé yo sola, no tenía ahorros porque acababa de pagar mi casa y pensaba que tendría la beca Conacyt. A última hora no se pudo, entonces pedí apoyo al ITESO». Al finalizar el primer año y recibir un apoyo en su colegiatura, finalmente pudo obtener la beca Conacyt. Además, se postuló como becaria de investigación con su asesor de tesis, por lo que pudo aprovechar la plaza para complementar su proyecto de doctorado, titulado Metodologías de optimización para capacitores de desacoplo de redes de distribución de potencia en plataformas de computadoras.

«Siempre me han gustado las matemáticas», relata, «se me hace algo muy fácil, me las explican y las entiendo muy bien. Desde la maestría me he especializado en métodos de optimización numérica, que son puras matemáticas».

Ella llegó al doctorado con un proyecto inicial en mente, enfocado en optimizar tanto el área integridad de señal y el de integridad de potencia, ambas fundamentales para el desarrollo de aparatos electrónicos. «En electrónica, el asunto de la información, donde se envían unos y ceros es un mundo y el diseño de la red, donde se distribuye la electricidad, es otro. Mi intención inicial era unir esos dos mundos, encontrar un método de optimización inicial que los considere a ambos». Sin embargo, aún había un camino más largo por recorrer. «Yo soy más del mundo de la información, lograr que lleguen los unos y ceros. De la distribución de la potencia no sabía mucho». Así, el proyecto se enfocó en mejorar el diseño para distribuir la electricidad en un dispositivo electrónico. «Tú conectas tu computadora a la luz y esa energía se distribuye por todos los componentes. Eso conlleva un diseño y lo que busco es optimizarlo».

Aurea, quien también es profesora del ITESO en licenciatura y maestría, se convirtió en la primera alumna en terminar el Doctorado en Ciencias de la Ingeniería en menos de cuatro años. «La verdad es que es todo un logro», comparte, reconociendo las dificultades que muchas mujeres tienen al introducirse en el mundo de las ingenierías. «Las mujeres debemos ser buenas en todas las cosas, porque nos equivocamos en algo pequeño y te dicen ‘es que eres mujer, no le sabes, no es lo tuyo’. Entonces, llegar a ser de las pocas que tenemos doctorado no es de a gratis», sostiene.

A pesar de tener que afrontar las desventajas que recaen en su género, la profesora continuó con su formación profesional y su pasión por las matemáticas. Además, considera que logros como el suyo son referentes para demostrar que, a pesar de las brechas de género en el mundo de la ciencia, las mujeres pueden demostrar sus capacidades y alcanzar sus objetivos. «En la licenciatura hay muy poquitas mujeres, yo crecí viendo hombres a mi alrededor, todos los profes y doctores eran hombres. Yo espero que les sirva a las chavas que vienen que nos vean y sepan que sí es posible».