Una educación con perspectiva de género apuesta por ampliar y diversificar el conocimiento que se tiene sobre las distintas realidades que se viven dentro de una misma sociedad. A partir del periodo Primavera 2023, la Maestría en Educación y Convivencia oferta esta asignatura que invita a sus estudiantes a cuestionarse y conocer el mundo desde una perspectiva alternativa.
Itzelín Mata, profesora del Departamento de Formación Humana y quien está al frente del curso, comparte en entrevista la necesidad de sumar al programa educativo una materia como esta: «Es muy importante para conocer tus derechos, para saber cómo exigirlos, cómo aplicarlos, qué cosas hacer, a dónde recurrir», afirma.
En su opinión, reconocer las problemáticas es el primer paso para atenderlas desde el alcance que cada uno tiene, desde lo laboral como personal. En la dinámica de clase, la profesora propone abordar los temas desde una perspectiva del cuidado: «Para exigir, primero se tiene que entender el tema, por eso, se busca generar un conocimiento profundo sobre las desigualdades y así encontrar alternativas, por ejemplo, fomentar las redes de apoyo». Esta clase invita a llevar al terreno de lo profesional las problemáticas sociales como la violencia sexual, económica y emocional, el abuso de poder, la falta de trabajos dignos, acceso a servicios de salud y prestaciones, entre otras.
La asignatura se implementó dentro del programa de estudios a en el semestre de Primavera 2023 y se oferta en modalidad virtual. Se divide en ocho sesiones, una clase cada quince días.
Itzelín describe la clase como un «ejercicio de pensamiento crítico y de conciencia entre los estudiantes», también menciona que la respuesta de los alumnos de las maestrías en Educación y Psicoterapia, hasta el momento, es equitativa en cuanto al género y número de integrantes.
Esta materia es para atreverse a cuestionar lo discursos de género establecidos, que permiten la reproducción de las violencias esquemáticas, una vez que se estudia el entorno, se pueden generar propuestas que sirvan como herramientas para actuar ante las problemáticas sociales. «También gozamos cuando ganamos algún derecho, cuando nos acercamos a otras mujeres, cuando trabajamos en sororidad, cuando entendemos somos empáticos y respetuosos», señala Itzelín.
Una educación que incentiva a cuestionarse desde la perspectiva de género amplia la oportunidad de promover un trato digno hacia todos ya sea en espacios laborales, escolares o personales. Al reconocer las desigualdades y derechos de cada individuo empieza a suceder el cambio.
Sobre la maestría
Creada en 2021, la Maestría en Educación y Convivencia recoge la trayectoria de los programas que le antecedieron, como fueron la Maestría en Educación —uno de los primeros posgrados de la universidad durante la década de los 80— la Maestría en Educación y Procesos Cognitivos, la Maestría en Educación y Gestión del conocimiento, así como la Maestría en Gestión Directiva de Instituciones Educativas.
Bajo una perspectiva del cuidado de los procesos de enseñanza y apostando por la convivencia en las relaciones interpersonales, el programa se diferencia por su abordaje innovador que considera al aprendizaje más allá de un salón de clases o los espacios educativos institucionalizados.
Su apuesta es el resultado de un análisis del contexto social y educativo respecto a las problemáticas más urgentes en la sociedad. Procura una mirada al cómo aprendemos y cómo nos relacionamos en sociedad para la construcción del conocimiento.