Foto de portada: Inundaciones en la colonia La Martinica en Zapopan, Jalisco. Protección Civil y Bomberos Zapopan.
Por Rodrigo Flores Elizondo
Profesor del Departamento de Hábitat y Desarrollo Urbano
La temporada de lluvias de 2025 prácticamente nos tiene con inundaciones urbanas locales cada tercer día. Las personas comienzan no sólo a temer que la lluvia la sorprenda en la calle, sino que avenidas de agua –corrientes de agua por lluvia– se metan a sus casas y negocios arriesgando el patrimonio y la seguridad de sus moradores. La gente se sorprende pues en varios casos no recuerdan que haya sucedido antes. Por su parte, las autoridades atribuyen lo ocurrido al cambio climático, aludiendo a lluvias atípicas. Pero ¿qué tan extraordinaria es esta situación?, ¿qué tan probable es que se repita? y ¿qué se puede hacer?
En una consulta con Alejandro Gutiérrez Moreno, ingeniero civil y exdirector técnico del SIAPA, quien tuvo a su cargo la operación y mantenimiento de la infraestructura hidrosanitaria, así como la primera etapa de construcción de obras para mitigación de inundaciones, se abordó el tema de las avenidas extraordinarias provocadas por lluvias intensas. Se le preguntó si hay manera de saber si las modificaciones en el terreno han propiciado estas avenidas y, por otro lado, qué pueden hacer los ciudadanos además de evitar estar en la calle cuando llueve. También se le planteó si es posible “leer” los propios rumbos y, con alguna obra civil, evitar que el agua entre en las casas, considerando que, aunque nunca haya sucedido antes, los cambios en la ciudad podrían hacer que ocurra.
El experto explica que no existen lluvias extraordinarias o atípicas, sino que el término correcto es “periodo de retorno” para cada tormenta, el cual puede ser de 10, 20, 30 o hasta 50 años, dependiendo de la frecuencia con que se espera ocurra un evento alejado de lo normal. Añade que la modificación de los cauces naturales por efecto de la urbanización influye considerablemente: ya no hay infiltración del agua, lo que provoca que esta llegue en mucho menos tiempo a zonas donde antes no lo hacía, generando así las avenidas.
Un caso emblemático es el del evento del 15 de julio. La calle que aparece en la mayoría de los videos que circulan en redes era originalmente el arroyo Hondo, y ahora se observan muchas construcciones prácticamente dentro del cauce. La mayoría de los daños se concentraron en la parte baja de la microcuenca.
Respecto a lo que pueden hacer los ciudadanos, Gutiérrez Moreno señala que leer el propio rumbo donde uno vive y realizar adecuaciones en puertas y ventanas podría ayudar a contener pequeñas subidas de agua. Sin embargo, en situaciones como la actual, con precipitaciones intensas y grandes volúmenes de escurrimiento, es imposible. En partes bajas, el tirante de agua cubrió el primer nivel de las casas, e incluso llegó casi hasta el segundo.
Frente a esta situación, enfatiza que es preciso una intervención mayor de la autoridad. Todo puede resolverse con estudios adecuados e ingeniería; lo que se necesita es voluntad política y presupuesto.
Sobre el autor
Rodrigo Flores Elizondo es doctor en Estudios Científicos Sociales. Actualmente se desempeña como profesor investigador del Departamento de Hábitat y Desarrollo Urbano del ITESO.