Violencia digital: una amenaza real para las mujeres 

Difundir imágenes íntimas, acosar o vigilar en redes sociales son formas de violencia que afectan sobre todo a mujeres y disidencias.

En la era de la hiperconectividad, la violencia digital se ha convertido en una de las principales amenazas para la seguridad de las personas, especialmente de las mujeres. 

Desde compartir imágenes íntimas sin su consentimiento hasta el ciberacoso, las manifestaciones de la violencia digital son muchas y afectan de manera desproporcionada a niñas, adolescentes, mujeres y personas con identidades de género diversas.  

Para comprender mejor este fenómeno, conversamos con Alicia Reynoso, psicóloga, profesora del ITESO e integrante de la colectiva feminista Luchadoras, quien nos explicó los riesgos más comunes y las estrategias para hacerle frente a la violencia digital. 

¿Qué es la violencia digital y por qué afecta especialmente a las mujeres? 

La violencia digital es la extensión de la violencia de género en los espacios digitales. De acuerdo con Reynoso: «Se basa en los mismos principios de control, sometimiento y dominación que la violencia física o psicológica, pero se ejecuta a través de plataformas en línea». 

A partir de los casos que ha acompañado desde 2020, el colectivo Luchadoras ha documentado casi 3 mil situaciones de violencia digital. En su experiencia, más del 90 % de las agresiones han sido dirigidas a mujeres, personas jóvenes y comunidades disidentes. 

Con los casos que han acompañado, el colectivo ha documentado que las mujeres son especialmente vulnerables a la violencia digital. Esto se debe a normas sociales que todavía buscan silenciar sus voces y limitar su participación en lo público, así como en lo digital. 

“Las más expuestas son activistas, periodistas y creadoras con enfoque de género, porque sus opiniones suelen provocar ataques sistemáticos”, apunto Reynoso. 

El rol de la sociedad y las plataformas digitales 

Si bien las mujeres pueden tomar medidas de protección, la profesora subraya que la responsabilidad no debe recaer solo en las víctimas: «Es fundamental que las plataformas digitales asuman su papel en la prevención de la violencia digital, mejorando sus políticas de moderación y generando mecanismos efectivos de denuncia». Además, destaca la necesidad de que los gobiernos implementen legislaciones que castiguen la violencia en línea de manera efectiva. 

Finalmente, resalta la importancia de la educación digital con perspectiva de género para prevenir la violencia desde sus raíces. «Las mujeres no deben tener miedo de habitar los espacios digitales; debemos luchar para que sean seguros y libres para todas», enfatiza. 

¿Qué hacemos como universidad? 

Las instituciones educativas tienen un papel clave en la prevención y el abordaje de la violencia digital. Para ello, es fundamental abrir espacios de diálogo en los que el problema se analice desde una perspectiva transdisciplinaria, involucrando a especialistas en tecnología, derecho, psicología y activismo feminista. Esta diversidad de enfoques permitirá diseñar soluciones integrales y efectivas. 

Un ejemplo de este esfuerzo es la materia «Psicología, Tecnologías y Sociedad», en modalidad virtual y abierta para cualquier estudiante de licenciatura del ITESO que buscan generar conciencia sobre los impactos de las violencias digitales y fomentar acciones concretas desde la academia.

Además, las universidades deben desarrollar políticas y protocolos transversales que aborden los riesgos digitales y protejan a su comunidad estudiantil.  

Dado que la vida académica y social de las estudiantes está mediada por la tecnología, es imprescindible que las instituciones reconozcan la urgencia del problema y actúen en consecuencia. Informarse, denunciar y exigir cambios estructurales es clave para garantizar un entorno en línea más seguro y equitativo para todas las mujeres. 

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