Hablar de salud mental ya no es como antes. El tema es cada día más común y el estigma va desapareciendo. Al mismo tiempo, la gran cantidad de información a la que nos exponemos genera confusión sobre el concepto de salud mental, y sobre los métodos para procurarla.
En el marco del Día Internacional de la Salud Mental, celebrado cada 10 de octubre, entrevistamos para Saber ITESO a Memo Vega, maestro en neuropsicología y comediante profesional, para hablar sobre salud mental desde una perspectiva más amplia.
Desde temprana edad, Memo se ha interesado por la comedia y la complejidad de la mente. Los últimos nueve años se ha dedicado, entre otras cosas, a la divulgación científica a través de la risa, utilizando el material de standup que presenta en los open mics de Guadalajara.
Para este profesor del Departamento de Psicología, Educación y Salud, es importante entender que la salud mental involucra varios niveles del ser y tiene que ver con el contexto relacional. «La salud mental no está en la persona sino en su vínculo con el contexto», afirma.
Aunque el concepto es definido de muchas formas, él lo describe como «la estabilidad respecto a cómo el individuo interactúa con el entorno, y con la cual se siente con agencia suficiente para procurar su calidad de vida y sentir que puede ajustarse a los cambios manteniéndose medianamente estable».
Si bien no hay recetas exactas para procurar la salud mental, sí hay algunas directrices generales que cada persona puede aterrizar desde sus circunstancias. Memo considera que, primero, debemos reconocernos como entidades biológicas: tenemos que estar hidratados, dormir, comer bien y hacer actividad física. Pero también advierte que esto puede convertirse en un discurso que estigmatice a las personas, culpándolas por «no cuidar su estilo de vida».
Por eso, si entendemos la salud mental como algo relacional, debemos permitir que cada individuo encuentre cómo ajustarse al entorno en el que se desenvuelve, «porque es en función de sus circunstancias y de las características de su entorno que más le atraviesan, que cada persona encontrará ese punto de equilibrio».
Otro punto por desmentir es la creencia de que el autocuidado y la salud mental son equivalentes. «Una porción de la salud mental sí se atiende en las actividades que están volcadas hacia uno mismo, pero hay una porción grande que se busca afuera, en la interacción, en lo colectivo. El autocuidado promueve la salud mental, pero no la representa. Por supuesto que tu cafecito en la mañana te puede hacer sentir mejor, pero si lo que te atraviesa es la violencia del país, hasta la mejor de las cafeínas va a tener un efecto limitado».
Muchas veces deseamos conectar con la realidad que nos atraviesa, pero consumir noticias genera altos niveles de tensión. Queremos entender cómo se mueve el mundo, pero sin que nos afecte en el día a día. Sobre esto, el profesore reconoce que suele sentirse saturado. Que requiere tomar pausas y retomar. Además, propone otras formas de «tomarle el pulso» a lo que pasa en la ciudad o en el país. «Mantenerte al pendiente de alguien que sabes que anda batallando con algo, estar al pendiente de tu grupo de amigos, de tu familia, también es una manera de entender tu contexto. Es la mejor manera de involucrarse con el entorno promoviendo la salud mental colectiva».
Pero el docente y comediante también pide que recordemos que nuestros recursos son finitos, «la empatía también representa un desgaste en diferentes niveles. Uno no puede acuerpar todos los intereses, todas las conversaciones, todos los abrazos o empatizar con todas las causas. Si nos ponemos a pensar en la salud mental desde una perspectiva colectiva, también hay que tener presente qué tanto le aporto yo a ese colectivo y qué requiero yo para poder aportar».
Salud en colectivo
La pandemia y el asilamiento provocaron un incremento en los problemas de salud mental entendida desde lo clínico, es decir, un incremento de diagnósticos como ansiedad, depresión, y un aumento general de síntomas internalizados. Para Memo esto deja claro que a través de la interacción social con las personas que nos importan y queremos, vamos generando matices sobre nuestro propio estado.
Compartir una actividad o tener una conversación enriquecedora con ciertas personas para sentirnos mejor, revelan que la salud mental es colectiva. No solo nos vamos autoregulando, sino coregulando.
Al hablar sobre autoregulación y co-regulación Memo considera que la risa ocupa un papel crucial, y para explicarlo pone el foco en dos teorías: la teoría de la incongruencia y la teoría de la regulación emocional.
«Desde la teoría de la incongruencia, cuando planteamos un chiste formulamos una premisa y damos un desenlace que quiebre lo que asumíamos que implicaba la premisa. Lo que estamos haciendo es desestructurar análisis que nos son comunes. A nivel individual podemos desmontar algunos esquemas que nos causan tensión por medio del humor. Cuando yo me río de algo lo que estoy haciendo es desestructurarlo y reacomodarlo», explica el comediante.
Otra teoría que participa es la de la regulación emocional. «Esta tiene un principio evolutivo porque pasa con otras especies. Cuando nos reímos mandamos una señal emocional al resto del grupo para coregularnos. Se cree que por eso es más común que la gente que se ría más cuando está acompañada que cuando está sola. Porque entonces, la risa tiene este propósito social de mandarle un mensaje de tranquilidad a la gente a tu alrededor».
Desde su perspectiva, estos mecanismos deben aprovecharse para hablar de cosas importantes. «A través del humor mandamos una señal al resto del grupo y a nosotros mismos: podemos hablar de esto sin sentir peligro».
El humor es una gran forma de proteger nuestras emociones sin deslindarnos del contexto, y desde la perspectiva del experto en neuropsicología y comedia, la risa es fundamental para el cuidado de la salud mental. Aunque hace hincapié en que no es lo único que hay que procurar, pues cada ente es un universo en sí mismo que debe hallar sus propios métodos de regulación emocional.