¿Cuál es el lugar de los que imaginan en el «margen»?, ¿qué rol juegan los relatos del presente que inventan nuevos e improbables países?, ¿por qué estos relatos son expulsados de los territorios de lo posible y, más aún, de lo pensable?, ¿cómo estudiar el absurdo del absurdo?
Sobre estas preguntas se basó el profesor Aarón López Feldman para desarrollar su tesis del Doctorado en Estudios Científico-Sociales, en la que analiza la tensión entre el singular regionalismo regiomontano y el centralismo de la Ciudad de México. Una lucha de sentido donde está presente la narrativa de que Monterrey es una peculiaridad formada a espaldas del resto de México, especialmente de la capital. En esta lucha se encuentran discursos separatistas que consideran que Monterrey podría desarrollarse mejor como una entidad independiente y otros promotores del regionalismo que destacan las diferencias de Monterrey con otros estados del país.
El texto, titulado «Re-sentimientos de la nación. Regionalismos, separatismos e imaginación política en narrativas de la excepcionalidad regiomontana» y publicado más tarde como libro, le valió el Premio Museo de Historia Mexicana a mejor tesis en 2020, expandiendo su alcance a nuevos lectores y logrando que otros investigadores se familiaricen con su trabajo. «En las tesis de doctorado el lector es muy específico», explica Aarón y añade: «En mi caso, los lectores son regiomontanos interesados en la perspectiva crítica de sus propias narrativas».
Al ser una investigación de ciencias sociales y trabajar un tema que involucra un trasfondo histórico y de sentido de identidad muy denso, el doctorado le sirvió gracias a la apertura del comité tutorial, en el que los asesores le daban mayor libertad para definir el alcance de su investigación, pues trabajó con una amplia variedad de referencias: «Me sirvió bastante, tenía muchas líneas posibles de investigación y tuve la fortuna de que me daban campo de juego abierto y pude experimentar al momento de definir mi corpus».
En una investigación, la definición del objeto de estudio implica determinar qué elementos del tema serán abarcados y cuáles quedarán fuera. Sin embargo, en ocasiones las investigaciones de ciencias sociales amplían sus objetos de estudio al encontrarse con más variables y factores que convergen en un solo tema. «Yo tenía una cantidad enorme de textos y referentes digitales, y nunca quise cerrar el corpus porque me servía meterlas o sacarlas con base en las necesidades del proyecto. Era una especie de caos controlado», explica en entrevista. Esa apertura metodológica, junto con el amplio menú de aproximaciones cuantitativas y cualitativas, seminarios, nuevos autores, perspectivas y herramientas conceptuales aprendidos en el doctorado, le permitieron vincular distintos elementos, análisis y referentes para enriquecer su investigación.
Además, dichas herramientas no solo le sirvieron para la investigación, sino también para la docencia, pues pudo poner en práctica el manejo de seminarios y discusiones que toman en cuenta diferentes perspectivas y autores. «Creo que uno de los elementos fuertes del ITESO es formar a sus profesores en sus posgrados en los modos de generar diálogo y establecer relaciones directas con la teoría», afirma.
Aarón, quien desde octubre pasado realiza una estancia postdoctoral en el CIESAS-Noreste, destaca que los aprendizajes metodológicos del posgrado resaltan más al encontrarse en otro espacio académico: «No te das cuenta de lo que aprendes hasta que vas a otro contexto». Sumando su experiencia como profesor, su paso previo por la Maestría en Comunicación de la Ciencia y la Cultura, y posteriormente el doctorado, Aarón ha formado parte del ITESO desde hace diez años: «Eso te genera esquemas, modos de acción, de relacionarte con conceptos y ponerlos en común. Cosas que normalizas y no te das cuenta de ellas hasta que vas a otro lado y conoces métodos que contrastan con los que yo conocía». Su formación en los posgrados del ITESO le ayudó desarrollar sus análisis de manera más compleja: «Creo que es lo que más uno aprende: a formar parte de una comunidad epistémica. Pensar desde los propios márgenes y marcos, pero también descentrarlo porque si no piensas que los sesgos son la definición misma del campo de estudio».
Además, menciona dos aprendizajes destacados que obtuvo en su paso por el doctorado: por un lado, desde la dimensión ética, asegura que «no se vale brillar a través de la obscuridad de los otros», explicando que el mundo académico a veces llega a estar centrado en el manejo del ego. Por otro lado, destaca el aspecto interdisciplinario del posgrado del ITESO y el hecho de que la construcción del objeto de estudio es una labor permanente: «No termina nunca, no tiene límites fijos, no es una sola disciplina y siempre está en diálogo con otras operaciones, modos de pensamiento, disciplinas y acercamientos metodológicos».
Durante la delimitación de una investigación se suele generar la sensación de tranquilidad al establecer qué es exactamente lo que se va a investigar, pero también se corre el riesgo de limitar el alcance y potencial de análisis. «Nosotros hacemos los enmarcamientos para estar tranquilos, sientes que el mundo se cierra solo a eso y te puedes dedicar a investigarlo, pero el mundo no opera de esa manera, la densidad de lo real no se agota en esos enmarcamientos», explica Aarón, «El problema es que se nos olvida que los enmarcamientos que hacemos de lo real, no es lo real en sí». Para desarrollar una investigación tan densa sobre la excepcionalidad de Monterrey, el doctorado significó el espacio adecuado de apertura metodológica para explorar distintas capas analíticas y discursos en torno al tema.
El Doctorado en Estudios Científicos Sociales tiene más de 20 años formando investigadores de alto nivel en ciencias sociales, además de tener más de 60 egresados aportando a la investigación, la docencia y la vinculación profesional. Conoce más sobre este posgrado en su convocatoria Otoño 2023.
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