Estudiante del ITESO desarrolla protocolo para la detección de la esquizofrenia 

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¿Sabías que la esquizofrenia afecta a más de un millón de mexicanos? Este protocolo permitirá detectar señales tempranas a través de experiencias únicas, como la distorsión del tiempo y la interacción con objetos cotidianos.

La esquizofrenia es una de las enfermedades mentales más complejas y enigmáticas que afecta aproximadamente al 1% de la población mundial. En México, esto representa más de un millón de personas que enfrentan los desafíos de una condición que no solo altera la percepción de la realidad, sino también el modo en que se experimenta el tiempo, las relaciones y el propio sentido de identidad. 

Eduardo Padrón, académico y psicólogo cubano, se ha especializado en la investigación de la esquizofrenia durante los últimos cinco años. Actualmente cursa el Doctorado Interinstitucional en Investigación Psicológica en el ITESO, donde, como parte de su Trabajo de Obtención de Grado, desarrolla un protocolo para la detección temprana de esta enfermedad. Este protocolo, diseñado específicamente para el contexto mexicano, tiene como objetivo identificar los primeros signos de la esquizofrenia y, en el futuro, podría incorporar tecnología avanzada —como la inteligencia artificial—, para ampliar su impacto. 

Padrón decidió centrar su tesis en el tema de la esquizofrenia debido a su alta incidencia a nivel mundial y a la complejidad que implica su diagnóstico. “La esquizofrenia no es simplemente algo que se desarrolla en el camino, como puede suceder con otros trastornos. Se habla de que las personas son esquizofrénicas de manera más integral, desde un sentido de identidad», explica. Este trastorno se entiende como una respuesta disfuncional frente a las exigencias del entorno, impacta no solo la percepción, sino también en la construcción de la realidad misma de quienes la padecen. 

Diseño del protocolo de detección 

El protocolo se fundamenta en evaluaciones clínicas y psicométricas diseñadas para detectar síntomas tempranos o pródromos de la esquizofrenia, como alteraciones en la percepción del tiempo y en el sentido de identidad. Estos indicadores, conocidos como «experiencias fenomenológicas», ayudan a distinguir a personas con esquizofrenia al identificar cambios en su forma de entender el tiempo, las relaciones interpersonales y la funcionalidad de los objetos a su alrededor. Un ejemplo es la experiencia temporal: “Para una persona con esquizofrenia, el tiempo se convierte en algo inestable, pueden pensar que han pasado horas cuando solo transcurrieron unos minutos”, detalla Padrón. 

El protocolo también examina la relación que los pacientes establecen con los objetos y las personas. En el contexto de la esquizofrenia, estas relaciones pueden estar distorsionadas; un paciente podría ver una silla sin entender su función, que es la de sentarse, o incluso interactuar con ella como si fuera un interlocutor. Este enfoque distintivo del protocolo se centra en captar experiencias internas únicas, características de esta condición. 

Desafíos y adaptación al contexto mexicano 

El desarrollo del protocolo en México implicó superar varios desafíos, desde la validación cultural hasta las pruebas en campo. Al principio, Padrón intentó adaptar instrumentos europeos, pero los resultados no fueron aplicables. “Tuve que construir algo completamente nuevo, con base en dimensiones lingüísticas y culturales mexicanas. Es importante que el lenguaje y el contexto cultural de los reactivos sean claros y representativos”, comparte. 

Actualmente, el protocolo se encuentra en fase de prueba en el Instituto Jalisciense de Salud Mental y Adicciones (SALME) y en el Hospital Psiquiátrico de El Zapote, donde Padrón evalúa a pacientes sanos, pacientes diagnosticados y a aquellos en evaluación por posible esquizofrenia. La meta es asegurar que el protocolo pueda distinguir entre las poblaciones sanas y las que están en riesgo, lo que contribuiría a una validación sólida de la herramienta. 

Planes a futuro: inteligencia artificial y expansión 

Eduardo Padrón visualiza un futuro prometedor para su protocolo, con planes de expansión que incluyen la incorporación de tecnología avanzada, como la inteligencia artificial, para facilitar la recopilación de datos en tiempo real y de manera accesible. “Quiero que el protocolo esté disponible en una aplicación móvil, que permita detectar comportamientos y pensamientos específicos y que, de ser necesario, se notifique a un profesional de la salud mental”, afirma Padrón. Además, esta herramienta tiene el propósito de reducir el estigma de las enfermedades mentales en México, y ofrece una autoevaluación discreta y accesible. 

Un caso inspirador 

Uno de los casos más impactantes que ha observado Padrón es el de un paciente que, en lugar de rechazar su esquizofrenia, la ha integrado en su vida. Luego de seguir el consejo de su psiquiatra, este paciente se refiere a su esquizofrenia como “su novia”. Esta aceptación, señala Padrón, le permite distinguir entre las “voces” que escucha en su mente y su propia identidad, con lo que ha mantenido una lucidez notable a pesar de la enfermedad. “Es el único caso en el que he visto tal claridad; el paciente reconoce cuándo está consciente y cuándo no, algo comparable al aura en pacientes epilépticos”, relata. 

El trabajo de Eduardo Padrón representa un avance significativo en el tratamiento de la esquizofrenia en México, no solo por su diseño adaptado al contexto cultural, sino también por su enfoque en las experiencias fenomenológicas que capturan la singularidad de esta enfermedad. Aunque aún es prematuro evaluar el impacto definitivo del protocolo, su desarrollo, así como las historias de pacientes que han logrado una mejor comprensión de su condición, son un testimonio del potencial transformador de la investigación clínica en este ámbito.